Fragilidad, determinante en el riesgo de infección

 

Las infecciones son un efecto adverso importante de la inmunosupresión para el tratamiento de la enfermedad inflamatoria intestinal (EII). Sin embargo, el riesgo no puede determinarse suficientemente en función de la edad o las comorbilidades de los pacientes. 

Bharati Kochar y colaboradores de Hospital General de Massachusetts (Boston, Estados Unidos) intentaron determinar la asociación entre este tipo de limitación física y el riesgo de infección después de la terapia inmunosupresora para la EII.

Los autores realizaron un estudio de cohorte de 11.001 personas con EII, utilizando una definición de fragilidad validada para identificar a pacientes en dicha condición frente a quienes estaban en buena forma física a los dos años previos al inicio de la terapia inmunomoduladora o con un agente anti factor de necrosis tumoral (TNF). El principal resultado fue una infección en el primer año después del tratamiento. Se ajustaron factores de confusión clínicamente pertinentes.

Se evidenciaron 1.299 pacientes tratados con un agente anti-TNF y 2.676 con un inmunomodulador. En esta cohorte, 5% de los que recibieron un agente anti-TNF y 7% de los sometidos a inmunomoduladores se catalogaron como frágiles en los 2 años previos al tratamiento. También se determinó que, por lo general, eran mayores y tenían comorbilidades. Una mayor proporción de ellos desarrollaron infecciones: 19% después de anti-TNF y 17% tras inmunomoduladores, en comparación con aquellos que se encontraban en buena forma física.

 En conclusión, la fragilidad se vincula con un mayor riesgo de infección tras la inmunosupresión en pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal incluso después de ajustar por edad y comorbilidades. La evaluación sistemática y las estrategias para mejorar la condición física podrían reducir la probabilidad de este efecto adverso de la terapia inmunosupresora en personas con EII.

Fuente: https://www.savalnet.cl

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